Foto: Instagram @fortalezaec
A veces, el fútbol deja de ser solo un juego. A veces, se convierte en un vehículo para el respeto, la reflexión y la memoria. Eso fue exactamente lo que ocurrió este sábado en Porto Alegre, donde el club brasileño Fortaleza rindió homenaje a los dos hinchas de Colo Colo fallecidos en los alrededores del Estadio Monumental antes del encuentro por Copa Libertadores.
La tragedia, ocurrida el pasado jueves 10 de abril, sacudió al mundo del fútbol sudamericano. El duelo entre Colo Colo y Fortaleza fue interrumpido tras la invasión de hinchas que, consternados, protestaron en plena cancha ante lo ocurrido fuera de ella. Desde entonces, las reacciones no se han hecho esperar: autoridades nacionales, dirigentes internacionales y el propio presidente de la FIFA, Gianni Infantino, expresaron su pesar. Hoy, fue el turno de Fortaleza.
Un mensaje que trasciende fronteras
En el empate sin goles ante Internacional de Porto Alegre, Fortaleza se encargó de enviar un mensaje que va más allá del resultado. Los jugadores posaron con un lienzo que decía: “Fútbol y violencia no ocupan el mismo espacio”, una declaración rotunda que apela a la esencia del deporte como lugar de encuentro, no de tragedias.
El defensor chileno Benjamín Kuscevic lideró el homenaje. Ingresó al campo acompañado por dos niñas, quienes portaban los dorsales con las edades de los hinchas fallecidos. Una llevaba la bandera de Chile, la otra la de Brasil, simbolizando la unión entre pueblos a través del respeto y el dolor compartido. Kuscevic, además, lució una camiseta con la frase: “En el fútbol sólo hay lugar para la vida”.
Un gesto que honra al fútbol
El gesto de Fortaleza no solo dignifica a las víctimas, también reivindica el verdadero espíritu del fútbol. En tiempos en que la violencia amenaza con tomar protagonismo en las gradas, actos como este recuerdan que la pasión no debe confundirse con el odio, y que el estadio debe seguir siendo un espacio de comunidad, no de duelo.
En la memoria de los hinchas caídos, el silencio fue más elocuente que cualquier cántico. Y en ese silencio, Fortaleza hizo lo que debía: rendir homenaje, pedir paz y recordarnos a todos que el fútbol, por encima de todo, es vida.
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